viernes, 14 de diciembre de 2007

No sólo las gallinas "ponen": La lucha entre poner y colocar


A más de una persona se le ha oído corregir a otra diciendo: “No se dice ´poner´ se dice ´colocar´, las que ponen son las gallinas”. Esto aunque suene culto y hasta refinado es completamente errado. En español contamos con estos dos verbos que indican (entre otras cosas) la acción de posicionar algo en un espacio, pero si consultamos el DRAE notaremos que “poner” es de hecho un verbo riquísimo en acepciones y usos, no sól
o éste último. Vayamos atrás en la historia de estos dos verbos. Existen dos tipos de palabras en una lengua: las que vienen por herencia y las que vienen por préstamo de otras lenguas. “Colocar” es, por ejemplo, un préstamo del verbo latino collocare, esto significa que es un calco de este vocablo tomado voluntariamente del latín y traído y adaptado al español, por el contrario “poner” es herencia latina del verbo “ponere” de modo que “poner” es algo así como un verbo legendario que evolucionó desde el latín vulgar para convertirse finalmente en nuestro queridísimo verbo “poner”; este último dato con miras a reivindicarlo. ¿Ve usted la diferencia entre colocar y poner? Tal vez aún no, dado que a primera vista parecen verbos enteramente sinónimos que intercambiados en cualquier oración, no se vería ésta escandalosamente transgredida. Si volvemos al DRAE quedaremos muy sorprendidos ante esta prueba
contundente de diferencia: Colocar cuenta apenas con cinco acepciones entre las que se encuentran: poner algo o a alguien en su debido lugar, invertir dinero, acomodar a alguien en un empleo, encontrar mercado para algún producto y finalmente un uso coloquial que refiere a algún efecto del alcohol o una droga (ej.: colocar en estado eufórico) pero ahora si revisamos los usos para poner nos encontraremos con nada menos que cuarenta y cuatro acepciones y un tanto más de frases hechas construidas con “poner” (incluyendo el adjetivo verbal “quita y pon” tan popular entre nosotros) lo que nos hace darnos cuenta que se tratan de montones de usos donde “poner” es perfectamente correcto y no intercambiable por colocar, sin caer en el error. Paradójicamente lo que parece una corrección es de hecho una grave equivocación. Así de un tiempo para acá se ha difundido el supuesto mal uso de poner dándole esta apariencia de verbo “ordinario” (en el sentido coloquial) de mal gusto y hasta de falta de cultura considerándolo además poco elegante. De manera que de la noche a la mañana este verbo poderoso ha sido relegado por los hablantes venezolanos e hispanohablantes para darle un primerísimo y prestigioso lugar a colocar en oraciones insólitas como: “Me coloqué nerviosa”, “Se colocó roja” “Nos colocamos a bailar”, “Coloca la radio” o “Me colocó en ridículo”… Paradójicamente este mal uso de estos verbos ha sido difundido por los medios de comunicación que en un intento de refinamiento comenten extraordinaria barbaridad. Si es que usted ve ahora la diferencia seguro est
ará riéndose de estas expresiones que además de extrañas y chistosas, llegan incluso a ser molestas al oído. Como éstas hay montones de ejemplos, aun más descabellados: como “colócate en mi lugar”, “se colocó a llorar” o “eso nos colocó a pensar”. Entonces busqu
emos de nuevo un puesto honorario para “poner”. De ahora en adelante haga como bien oí decir a alguien, alguna vez: “No ponga colocar, coloque poner” y verá que en muchas de las ocasiones se
salvará de “poner la torta”̻

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